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Diario Reflexivo

EL APEGO: ¿INNATO O ADQUIRIDO?

Hace unos días hablaba de la teoría del apego con un amigo, concretamente le comentaba que quería hacer una reflexión en el blog sobre los distintos textos que hemos leído acerca de este tema en la asignatura pero como me parecía tan evidente la teoría o quizás tan conocida por nosotros, pues le contaba que verdaderamente no sabía como orientar mi reflexión.

De ahí surgió una pequeña discusión, bueno mejor dicho, diálogo acerca de esta teoría del apego, concretamente él no se acordaba bien de lo que decía Bolwby le expliqué que el apego es el vínculo afectivo que el niño establece con aquellas personas que interactúan con él de forma privilegiada y es hacia aquellas personas hacia las que el niño establece determinadas conductas (de aproximación, seguimiento…), representaciones mentales (sobre él y su figura de apego, relación, los recuerdos que deja…) y sentimientos (de ansiedad cuando esa figura de apego no está, o por el contrario, de seguridad cuando se encuentra con ella).

A partir de ahí surgió la siguiente pregunta: “Entonces el apego que sería, ¿innato o adquirido?

Lógicamente mi postura era clara al respecto, al entender el apego como un vínculo que se va construyendo, entiendo que es un proceso que se inicia desde los primeros meses del bebé y que culmina aproximadamente a los 2 años de edad cuando el vínculo queda totalmente consolidado en el niño. Concretamente el niño no puede apegarse a otra persona hasta que no empieza a conocer a los otros, por ello a partir de los 6 meses empezará a mostrar conductas de preferencia hacia determinadas personas, las conocidas y, entre los 12 y 24 meses es cuando realmente se consolida el vínculo gracias también al desarrollo cognitivo que le permitirá establecer un modelo mental de ese vínculo. Por ello, entiendo que el apego es un proceso muy ligado al desarrollo social, porque el niño necesita de los otros para poder construirlo. Por lo tanto, al ser un proceso, desde mi postura el apego no sería innato sino adquirido pero me gustaría seguir justificando por qué.

Centrándonos en el texto de María José Cantero “Intervención temprana en el desarrollo afectivo” si que he podido leer en la página 176 la preferencia innata que tienen los bebés hacia estímulos sociales (el rostro humano, la voz de la madre) que es un indicador temprano de la necesidad primaria de estimulación social, y estoy de acuerdo que estas preferencias son innatas, es decir, vienen determinadas en su código genético, porque el niño cuando nace es inmaduro y necesita a los demás porque de ellos va a depender su supervivencia, por eso, entiendo que a nivel genético vengan determinados estímulos sociales que le permitan ponerse en contacto con los otros. Pero el apego es un proceso afectivo/social posterior porque no va a empezar a construirse hasta que el niño no distingue a los demás, pero se construye porque son siempre las mismas personas las que cuidan al bebé con lo cual él se habitúa y las quiere a ellas por que ha elaborado un vínculo hacia ellas, un vínculo que ha construido no que venga marcado a nivel genético, porque en el caso que cogiéramos a un niño y cada día le cuidara una persona distinta pienso que no llegaría a formar ese vínculo de apego. Por eso, vuelvo a repetir que el apego se construye, por lo tanto, es adquirido.

En contraposición, esta persona defendía que el apego es innato pero además va más allá, porque piensa que todo en esta vida se puede explicar mediante la evolución, es decir, todo tiene una respuesta evolutiva. Y yo no digo que muchas cosas no sean así, pero todo es mucho decir. En este caso defiende que el niño establece este vínculo con sus padres o con las personas que le cuidan porque así viene marcado en el código genético, es decir, a lo largo de la evolución ha sido beneficioso para el ser humano o han perdurado más aquellos que establecieron el vínculo de apego con sus progenitores y, por supuesto, un vínculo sano, por eso vendría determinado evolutivamente no sólo que atendamos a estímulos sociales sino que además nos vinculemos afectivamente creando el apego, porque de esta manera se asegurará la supervivencia de la especie.

Está claro que un apego no seguro, no es adecuado, porque a nivel social le va a acarrear una serie de consecuencias negativas en su forma de relacionarse con los demás tal y como se aprecia en el texto “trastornos del apego (Dantagnan)”. Por ejemplo, los niños con un apego inseguro evitativo cuando llegan a adolescentes utilizan distintas estrategias para rehuir todos aquellos aspectos que tengan que ver con los vínculos interpersonales, los afectos y las emociones. Y esto no es consecuencia de la evolución, al contrario, genéticamente viene determinado vincularnos afectivamente con las otras personas, pero lógicamente los niños no eligen sus figuras de apego.

De hecho, si nos centramos en el texto “Apegos en la infancia y más adelante” en la página 18 podemos leer que “Bowlby(1973) hipotetiza que la conducta de apego es adaptativa, y que ha evolucionado pasando por un proceso de selección natural. De este modo, la conducta de apego ofrece a los niños una ventaja para la supervivencia, protegiéndoles del peligro al mantenerse cerca de su cuidador primario.” Lógicamente leyendo esto se podría deducir que el apego sería algo evolutivo pero lo que me sorprende es que Bolwby no lo afirme sino que establece esta hipótesis con lo cual podemos deducir que si no lo afirma es porque no lo puede demostrar y, por lo tanto, puede que este vínculo no sea innato. Con lo que si que estoy de acuerdo es que este vínculo va a ser muy importante para el futuro emocional del niño, un apego seguro le va a proporcionar crear más adelante el vínculo de la amistad y seguidamente le permitirá poder relacionarse con las personas de otro sexo y así poder asegurar la supervivencia de la especie con la procreación. Con lo cual algo sí que tiene que venir determinado a nivel genético pero, ¿el qué?

1 comentario

Alejandro -

Ja¡¡¡

Buena reflexión.

Has caído en la trampa del pensamiento dualista excluyente, del tipo o... o....

No confundas el apego como proceso de vinculación (al fin y al cabo todo es un proceso, no hay una cosa que se llame apego, es algo que hacemos, nos apegamos, nos vinculamos, es algo que tenemos que hacer, aunque sea inconscientemente)con las figuras de apego, e incluso con la calidad del apego o tipo de apego.

Son cosas diferentes y las mezclas, lo que dificulta tu argumentación.

El proceso de vinculación o de apegarnos tiene una base genética, en nosotros y en la mayoría de los mamíferos, como muchos etólogos han demostrado, sobre todo en estudios con simios.

Ahora bien esa tendencia genética que tenemos para vincularnos, fruto de la selección natural dado que favoreció nuestra supervivencia como especie, es construida en cada caso particular dependiendo del ambiente concreto en el que se desarrolla. El ambiente moldea y da forma a esa inclinación original. De ahí que aparezcan por ejemplo los diferentes tipos o cualidades de estilo de apego. Pero lo que es innegable es que es necesario crear una vinculación, aunque no sea de la mejor calidad. Es decir, un niño puede tener un apego ambivalente o indeterminado, y es preferible eso a que no pueda establecer ningún tipo de apego. Si eso sucede, como bien sabemos con los estudios de bebés criados en situaciones de ningún apoyo afectivo como en orfelinatos, dichos bebés mueren. De ahí que sea una tendencia muy guiada genéticamente. Aunque todo su desarrollo esté mediatizado por el ambiente en el que se desarrolle. Y la figura de apego y la relación consiguiente forman parte de dicho ambiente.

No importa quien es la figura de apego, lo importante es que de desarrolle la posibilidad de vincularse con algo o alguien, que genere suficiente confianza en el mundo como para vivir en él, en términos eriksonianos.

Espero que te sirva esto de algo


Un saludo

Alejandro